domingo, mayo 27, 2012

Aterrizando en Jeddah


Todo por aquí es sorprendente.
Desde los harecrishna del avión hasta que los anuncios de apuestas de la página del Marca estén capados.


Todo comenzó cuando, en Estambul, empezaron a parecer unos tíos que parecía que iban a vender recetas sobre cómo afrontar el fin del mundo… unos auténticos pintas con una toalla alrededor de la cintura y otra sobre los hombros. Blancas las dos. Lo que yo denominaba, erróneamente, “los harecrishnas”. Iban identificados con una tarjeta colgada del cuello. Eso no me pareció tan raro porque a esa gente mejor tenerla bien identificada. Lo peor de todo es que van en bolas. Vamos, como recién salidos de la ducha. Aunque yo creo que muchos no saben muy bien lo que es eso.
Pues el avión iba lleno.


Una vez llegado al aeropuerto de Jeddah, me dieron dos bofetadas: una a 40º y otra a 15º. Bajas del avión: “¡ozú, que caló!”, menos mal que es la una de la madrugada! Pero… te subes al autobús y flipas, un frío que ni en Kazakhstan (bueno, ahí he exagerado un poco…).


En el aeropuerto te toman las huellas hasta de los pies y, gente como un señor egipcio que me toco detrás en la cola de los pasaportes, se te ponen a hablar. El hombre venía desde Los Ángeles y había salido de allí hacía 3 días pero, oye, no sé cómo narices lo hacía, pero seguía teniendo ganas de charla! Yo no, la verdad. Prefería estar callado que andar hablando con un egipcio en Jeddah en inglés sobre los mejores aeropuertos para venir y todas esas cosas. Estaba cansado.
También es muy curioso cómo las chicas que iban en el vuelo sin tapar, llegan al espacio aéreo saudí y se tapan con su batamanta negra y todo el kit de mujer saudí. Es como el rollo de Superman con las cabinas de teléfonos pero en chica… como catwomans a lo cómodo, sin marcar nada, anchotas.


La maleta salió sin problemas y parece que mis huellas, al fin y al cabo, estaban en su sitio. Se ve que jugar en el ipad y escribir whatsapps en el iphone no desgasta tanto como se pensaba.


Me vino a recoger un peacho de BMW serie 7, que flipas. La cosa empezaba bien.


Llegué al hotel y no me defraudó. Un hotel de puta madre. Eso sí, había alguien esperándome en la habitación… efectivamente, los mosquitos se habían enterado de que llegaba y no habían querido faltar al recibimiento. No hay problema, la vista operada ha sido de gran ayuda: zapatilla y a la otra vida (¡a por las vírgenes chavales!).


El baño, como siempre, merece una mención a parte. La bañera, sucia de cojones, tiene unos desconchones curiosos (sí, ya sé que un desconchón en una bañera es difícil de imaginar, pero lo tienen). Y digo curiosos porque… ¿¿¿cómo coño se han podido hacer??? Eso no es posible. ¿Qué se te puede caer en la bañera que haga un desconchón? ¿Otra bañera?
Y el bidé… joder, ¡el bidé es una fuente! Tiene un difusor central que es por donde sale el agua para mojarte el culo directamente. Sale en plan fuente. Muy curioso.


Me levanté por la mañana y me fui a desayunar. Tocaba darse pirulos por el hotel porque aquí los jueves son como los sábados. Vi la piscina, el ambiente playero, el calor, el gimnasio, la sauna… ¿¿¿y la gente?? ¡Pero si no hay casi nadie en el hotel! Y todos con la pinta esta de árabe en plan película y ellas con su batamanta. ¿¿Que hace 40º grados a la sombra?? ¡¡No hay problema!! La batamanta es una prenda para todas las ocasiones. Su tela reforzada soporta el sudor extremo, ¡alcanzando unas cotas de absorción nunca vistas en la historia de la humanidad! Dando un frescor y una sensación de sauna portátil que es difícil de soportar a menos que puedas llevar los tobillos al aire, que, como todo el mundo sabe, son las zonas del cuerpo que más calor intercambian.


Aquí la gente reza, y reza mucho. De vez en cuando rezan. Y si te pillan jugando solo al billar… pues te hacen parar. Y venga a rezar, ¡y de uno en uno…! Joder, ¡rezad todos a la vez! ¡Que cada vez que rezáis me paro y esta partida se está haciendo eterna! Normalmente me gano antes, pero esta vez… cualquiera diría que estuvo reñida la partida.


Por la tarde hubo poco que hacer, más bien nada. Porque te dan ganas de salir a la calle. Ves el mar… las palmeras… pero, esto es como si te mandan a un monasterio al Caribe. Hace un tiempo que invita playa, cachondeo, bebidas… pero nada, a rezar y a taparse. Lo tienen todo pero no usan nada.


El caso es que, me invitaron a una fiesta en un compound. Sí, en un compound. Que, para el que no lo sepa, son guetos de extranjeros para que vivan allí casi como en su casa. Yo vi poco porque era de noche, pero tienen buena pinta. Claro está, la fiesta estaba petada de españoles y todos en la barra, como tiene que ser. Y oye, ¡había ambiente normal! Tías sin batamanta, alcohol, DJ, cena… muy bien. Así es todo más soportable. PERO, lo malo es que me dijeron que esto es raro. Que no es tan frecuente. Yo no llevaba ni 24 hrs aquí y ya estaba en una fiesta, como si se hubiera graduado alguien, pero una fiesta. Ponían tan poco alcohol (escasea, hay que racionar) que yo creo que había gente que se hacía el borracho.


De todas formas, yendo a la fiesta, pasó una de esas cosas que te dejan de piedra. Voy en el coche con un tío con el que tengo que trabajar aquí y, cuando le digo mi apellido, resulta que me dice que conoce a alguien con ese apellido. Como es un poco raro, le digo “pues no somos muchos”. Y me dice que se acuerda del segundo apellido. … Joder, ¡pero si fue compañero de clase de mi hermana mayor! Hay que joderse, qué casualidad. Y lo mejor de todo es que el tío se acordaba de los apellidos. Como son bastante peculiares, el que se acuerda, se acuerda de por vida aunque fuera hace 20 años.
Ya ves, casualidades de la vida.


Conociendo a la gente del consorcio, y después de una fabada con sangría (esto es acojonante). ¡Quién me iba a decir que con 47ºC en el exterior iba a haber una fabada esperándome y una sangría casera bien fría!
Bueno, pues conociendo a la gente del consorcio, resulta que uno de ellos es de mi colegio. Esto sí que es ya la releche. Dos años mayor pero de mi colegio, y colega de gente de mi curso.
Empiezo a acojonarme con las casualidades…  ;-)


1 comentario:

Jesu dijo...

Impresionante lo del colegio macho. Me recuerdas a Patxi tío.

Muy cabroncete con lo del BMW. A lo grande, claro que sí.

Sigue escribiendo que me mola saber qué es de tu vida por allí.

Un abrazo y ánimo con tu martes en domingo.