Todo por aquí es sorprendente.
Desde los harecrishna del avión hasta que los anuncios de apuestas de
la página del Marca estén capados.
Una vez llegado al aeropuerto de Jeddah, me dieron dos bofetadas: una
a 40º y otra a 15º. Bajas del avión: “¡ozú, que caló!”, menos mal que es la una
de la madrugada! Pero… te subes al autobús y flipas, un frío que ni en Kazakhstan
(bueno, ahí he exagerado un poco…).
En el aeropuerto te toman las huellas hasta de los pies y, gente como
un señor egipcio que me toco detrás en la cola de los pasaportes, se te ponen a
hablar. El hombre venía desde Los Ángeles y había salido de allí hacía 3 días
pero, oye, no sé cómo narices lo hacía, pero seguía teniendo ganas de charla!
Yo no, la verdad. Prefería estar callado que andar hablando con un egipcio en
Jeddah en inglés sobre los mejores aeropuertos para venir y todas esas cosas.
Estaba cansado.
También es muy curioso cómo las chicas que iban en el vuelo sin tapar,
llegan al espacio aéreo saudí y se tapan con su batamanta negra y todo el kit
de mujer saudí. Es como el rollo de Superman con las cabinas de teléfonos pero
en chica… como catwomans a lo cómodo, sin marcar nada, anchotas.
La maleta salió sin problemas y parece que mis huellas, al fin y al
cabo, estaban en su sitio. Se ve que jugar en el ipad y escribir whatsapps en
el iphone no desgasta tanto como se pensaba.
Me vino a recoger un peacho de BMW serie 7, que flipas. La cosa
empezaba bien.
Llegué al hotel y no me defraudó. Un hotel de puta madre. Eso sí,
había alguien esperándome en la habitación… efectivamente, los mosquitos se
habían enterado de que llegaba y no habían querido faltar al recibimiento. No
hay problema, la vista operada ha sido de gran ayuda: zapatilla y a la otra
vida (¡a por las vírgenes chavales!).
El baño, como siempre, merece una mención a parte. La bañera, sucia de
cojones, tiene unos desconchones curiosos (sí, ya sé que un desconchón en una
bañera es difícil de imaginar, pero lo tienen). Y digo curiosos porque… ¿¿¿cómo
coño se han podido hacer??? Eso no es posible. ¿Qué se te puede caer en la
bañera que haga un desconchón? ¿Otra bañera?
Y el bidé… joder, ¡el bidé es una fuente! Tiene un difusor central que
es por donde sale el agua para mojarte el culo directamente. Sale en plan
fuente. Muy curioso.
Me levanté por la mañana y me fui a desayunar. Tocaba darse pirulos
por el hotel porque aquí los jueves son como los sábados. Vi la piscina, el
ambiente playero, el calor, el gimnasio, la sauna… ¿¿¿y la gente?? ¡Pero si no hay
casi nadie en el hotel! Y todos con la pinta esta de árabe en plan película y
ellas con su batamanta. ¿¿Que hace 40º grados a la sombra?? ¡¡No hay problema!! La
batamanta es una prenda para todas las ocasiones. Su tela reforzada soporta el
sudor extremo, ¡alcanzando unas cotas de absorción nunca vistas en la historia
de la humanidad! Dando un frescor y una sensación de sauna portátil que es
difícil de soportar a menos que puedas llevar los tobillos al aire, que, como
todo el mundo sabe, son las zonas del cuerpo que más calor intercambian.
Aquí la gente reza, y reza mucho. De vez en cuando rezan. Y si te pillan
jugando solo al billar… pues te hacen parar. Y venga a rezar, ¡y de uno en uno…!
Joder, ¡rezad todos a la vez! ¡Que cada vez que rezáis me paro y esta partida se
está haciendo eterna! Normalmente me gano antes, pero esta vez… cualquiera
diría que estuvo reñida la partida.
Por la tarde hubo poco que hacer, más bien nada. Porque te dan ganas
de salir a la calle. Ves el mar… las palmeras… pero, esto es como si te mandan
a un monasterio al Caribe. Hace un tiempo que invita playa, cachondeo, bebidas…
pero nada, a rezar y a taparse. Lo tienen todo pero no usan nada.
El caso es que, me invitaron a una fiesta en un compound. Sí, en un
compound. Que, para el que no lo sepa, son guetos de extranjeros para que vivan
allí casi como en su casa. Yo vi poco porque era de noche, pero tienen buena
pinta. Claro está, la fiesta estaba petada de españoles y todos en la barra,
como tiene que ser. Y oye, ¡había ambiente normal! Tías sin batamanta, alcohol,
DJ, cena… muy bien. Así es todo más soportable. PERO, lo malo es que me dijeron
que esto es raro. Que no es tan frecuente. Yo no llevaba ni 24 hrs aquí y ya
estaba en una fiesta, como si se hubiera graduado alguien, pero una fiesta.
Ponían tan poco alcohol (escasea, hay que racionar) que yo creo que había gente
que se hacía el borracho.
De todas formas, yendo a la fiesta, pasó una de esas cosas que te
dejan de piedra. Voy en el coche con un tío con el que tengo que trabajar aquí
y, cuando le digo mi apellido, resulta que me dice que conoce a alguien con ese
apellido. Como es un poco raro, le digo “pues no somos muchos”. Y me dice que
se acuerda del segundo apellido. … Joder, ¡pero si fue compañero de clase de mi
hermana mayor! Hay que joderse, qué casualidad. Y lo mejor de todo es que el
tío se acordaba de los apellidos. Como son bastante peculiares, el que se
acuerda, se acuerda de por vida aunque fuera hace 20 años.
Ya ves, casualidades de la vida.
Conociendo a la gente del consorcio, y después de una fabada con
sangría (esto es acojonante). ¡Quién me iba a decir que con 47ºC en el exterior
iba a haber una fabada esperándome y una sangría casera bien fría!
Bueno, pues conociendo a la gente del consorcio, resulta que uno de
ellos es de mi colegio. Esto sí que es ya la releche. Dos años mayor pero de mi
colegio, y colega de gente de mi curso.
Empiezo a acojonarme con las casualidades… ;-)
1 comentario:
Impresionante lo del colegio macho. Me recuerdas a Patxi tío.
Muy cabroncete con lo del BMW. A lo grande, claro que sí.
Sigue escribiendo que me mola saber qué es de tu vida por allí.
Un abrazo y ánimo con tu martes en domingo.
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