miércoles, junio 18, 2014

EL PEGAMOCOS

Ya se ha colmado el vaso. Ha caído la última gota.

Sí, ya está bien, alguien tenía que decirlo: HAY GENTE QUE VA PEGANDO MOCOS POR AHÍ. Y el resto de personas podemos encontrárnoslos si no andamos con ojo.

Hasta ahora, yo estaba “acostumbrado” a encontrarme mocos pegados en los sitios más inverosímiles:

Pegados en la pared del inodoro: lo ves mientras meas.

o   Aleatoria y apresuradamente colocados
o   No tienes muchos más sitios donde mirar. Una vez los has visto no puedes apartar tu mirada de ellos.
o   En algunos sitios, parece que si los unieras con un boli invisible en tu imaginación tratan de decirte algo a modo de “une los puntos”.

Pegados en la puerta del WC: los ves mientras cagas.

o   Sólo aptos para gente con gran elasticidad.
o   Tienen la extraña función de alejar a los grafiteros de los WC.
o   Están dejados con mayor estilo y arte que los de los inodoros, por aquello de la privacidad que otorga la puerta cerrada.

Pegados en las ventanas del tren: los ves mientras miras al paisaje.

o Justo cuando te vas a apoyar a echar una cabezadita.
o   Hay que tener mala leche y poca vergüenza para eso.
o   Mala leche porque es fácil topárselos a escasos centímetros de la cara.
o   Poca vergüenza porque en los trenes no se suele ir solo en todo el vagón...

Pegados en las barandillas de las escaleras: los ves… bueno, los tocas cuando bajas resbalando la mano por una de ellas.

o   Un clásico. El menda se ha sacado el moquete cuando no le veían y la mejor manera de deshacerse del “cadáver” es disimulando con que se usa la barandilla.
o   Es de las cosas más asquerosas, porque hay contacto físico que suele desencadenar en arrastre de material con consecuentes ganas de vomitona según la sensibilidad de cada uno.

Pegados junto a los chicles que están pegados en las sillas y las mesas: como están estratégicamente colocados, sólo los puedes tocar. Ya es demasiado tarde cuando te das cuenta. Normalmente la gente no quiere ni saber qué ha tocado.

o   Alguien tuvo la genial idea y ya se pega de todo ahí. Los mocos no iban a ser menos.
o   Como en el anterior caso, hay contacto físico (no suele llevar acompañado el arrastre del moquete) y da un asco de cojones.
o   El que los toca no suele mirar a ver qué ha tocado.

Pegados en teléfonos públicos

o   Se dice que es una leyenda.
o   El puto asco que te puede dar si no los ves a tiempo es inenarrable.


Pero estos pequeños ejemplos se quedan cortos con el puto cerdo que vi el otro día desde el coche. 

A las 18:00, enfrente del Corte Inglés de Castellana (Madrid). Desde mi coche pude observar como un puto cerdo se baja de un autobús y hace un lanzamiento de mocos (con gente por todas partes) como si de un futbolista se tratara: soplar por la nariz tapando uno y otro agujero con la mano para limpiarse al aire.

El muy cabrón, no conforme con eso, se limpia las manos (manchadas con mocos de todos los colores) en el mobiliario urbano de las escaleras de la estación de metro.

Seguro que tras eso se fue algún colega chocando los 5. Porque está claro que mucha gente se saca mocos cuando se creen que no les vemos (en los coches, por ejemplo) y que, como no encuentran nada de lo anterior a mano, se los pegan al primero que pillan.


Lugar de los hechos

Creo que es necesario que se haga cundir la cultura del Kleenex. Los mocos no molan. Y menos si no son de uno mismo.

Para mí, ese personaje colmó mi vaso.

1 comentario:

comopollosincabeza dijo...

es cierto lo q dices...y el pajaro ese buf q ascazo..q personajes pululan por ahi..uno tiene q hacerse cargo d todos sus residuos!
en fin buen refelejo del mundo mokil-humano..