martes, enero 03, 2012

La... n a d a

Todavía recuerdo el nombre de aquella imagen, de la sensación que dejó en mi interior. Todo se resume en algo tan sencillo y tan sutil como la falta de aire en los pulmones. Nunca  antes había sentido eso, porque estaba vivo, pero lo había soñado.

Esperé un poco, para saber si lo que me estaba pasando era otro sueño pero... por más que me pellizcaba, sólo conseguía herirme un poco más. Por fuera en este caso.

Su nombre era extranjero, sonaba hasta bien. Como las canciones que mi tío solía poner en ese viejo tocadiscos. Un LP que me dejaba sin respiración en este momento y que me hacía recordar lo pequeño e insignificante que era. ¿Qué cómo se llamaba? ¿Qué qué había visto?.

La imagen era mi reflejo, y el nombre era "Nothing". Sí, es verdad, no sé por qué lo recuerdo en inglés, probablemente para darle empaque, para hacerme más importante de lo que ese marco con un cristal dentro decía de mí mismo.

Nada.

Es cierto, me quedé helado. No pude moverme durante algunos instantes. Sentí que no era nada. Y me sentí bien, sin poder respirar, pero bien. Qué bueno es eso de no ser nada en un momento de tu vida. En un reflejo de tu imagen... en un abrir y cerrar de ojos. En lo que tardo en volver a mirar y verme a mí mismo. 
Eso sí que es algo. Yo.

¿Qué más podía pedir? Ya sé: un cuarto más grande. No, no, no, mejor, un coche. Todavía usaba la vieja bicicleta para ir al trabajo... o, en los mejores meses, el autobús. 

Y yo me quejaba... ¿de qué? ¿De mirarme 2 segundos a un espejo y ver el fugaz reflejo de la nada enfrente de mí?
Eso es muy poco para quejarse.

Si pones la tele un rato, entre partido y partido (de fútbol y político), entre tertulia y tertulia (de patio y de política), puedes ver lo que pasa a tu alrededor y, ¿qué respuesta obtienes de ello?. Tu reflejo de cara de gilipollas viendo que hay muertos, guerras, bombas, paro... dramas, al fin y al cabo. Y eso es lo que hay en la tele: nada. 
Qué efecto producen en ti es algo que no puedes contestar, te da vergüenza. No puedes hacer nada para no sentir otra cosa, pero es así. Realmente, ¿qué te importa lo que ves?. Nada. 

Te importa tu reflejo, ese que por un momento te ha parecido que no era nada y te ha dejado sin respiración. Claro, ahora sabes cómo se sienten los que miran desde dentro del televisor, desde el otro lado. Ven tu cara de gilipollas siendo capaz de comer viendo su desgracia. Y lo que ven es la nada. 

Perdida en su mirada igual que en la tuya al despertar y lavarte los dientes delante del espejo que ahora se venga de ti y te dice que no eres nada. Sí, un segundo... dos a lo sumo... pero te lo ha dicho: "no eres nada". Eres lo mismo que ellos, sólo que ahora te toca estar en el lado del televisor que tiene el mando.

Pero esto no importa nada. Porque tienes un mando ficticio, un mando que cambia y otorga poder en la misma cantidad: nada.

Por eso, siempre que quieras tener el mando. Siempre que sientas que puedes ser algo más que lo que un estúpido espejo te dice de refilón y sin que tú hayas preguntado... siempre que sientas que las cosas a tu alrededor sí importan... tienes dos opciones: no hacer nada o hacer algo.

"Algo". Esta palabra me hace gracia. Es un concepto tan ambiguo de la"nada" que hasta parece que es lo contrario.


"Algo"... era la palabra que utilizaba mi tío antes de un tenue "lo que pueda". Al final, mientras la nube de humo que salía por su cigarrillo a medio fumar se escapaba de su boca, siempre podía leer en sus labios un "no". Aunque no lo dijera. Pero lo podía leer, y casi escuchar, si el humo permanecía lo suficiente. 

Si quieres hacer algo, pero no con la palabra vacía, puedes tirar ese espejo osado que se mete contigo o puedes tratar de cambiar el mundo.

Ya, ya lo sé. Es demasiado para ti. Y para mi. Pero no me refiero al planeta, tranquilo. Me refiero a un día a día de cosas que no te gustan o que crees que se podrían mejorar.


¿Qué puedo hacer yo desde mi pequeño cuarto o con mi triste bicicleta? ¿Escuchar un LP de mi tío que traiga la nostalgia como compañera e inunde la habitación como hacía el humo de sus cigarrillos? ¿Esperar sentado que todo cambie? ¿No mirarme en el espejo?...

Si te ha surgido eso en tu interior al quedarte sin respiración viendo tu reflejo... entonces debes escuchar las palabras de Gandhi que tanto me gustan:

"Sé el cambio que quieres ver en los demás"

Y os dejo otra que me gusta: "la vida es un juego, sí. Nadie gana siempre. Pero si juegas con amor, ganarás más veces de las que perderás".


3 comentarios:

Alex.T dijo...

No te voy a poner NADA raro. Muy interesante...

Alex.T dijo...

No voy a comentar NADA. Muy interesante...

Jesu dijo...

Mmm con esta entrada me has resultado una mezcla de nihilista y la protagonista de 'Nada' de Carmen Laforet, libro que si no has leído, te recomiendo que hagas.