Señoras y señores... ya sé que hacía tiempo que no escribía, que parecía que había desaparecido. Sé que algunos de ustedes han llamado a la policía y todo preguntando por mí (no, eso es coña. NADIE SE PREOCUPÓ). jejeje es brooooma. Por eso traigo un nuevo post :)
Retomemos:
Señoras y señores, ¿tienen perro?. Lo pregunto porque este es un post especialmente indicado para aquellos que conviven con uno (o con más, como es mi caso). Seguro que es un perro adorable, o gruñon, o juguetón, hasta puede que sea un pesado... pero ustedes le quieren, es su perro, es entrañable. Tiene esa carita... y, ¡es más listo! ¡Sabe hacer tantas cosas! Se sienta, se tumba, da la pata, ladra, busca a mamá, despierta al niño, cuida la casa, llena de pelos el sofá, se rasca en la alfombra, vomita por la casa... bueno, son esas cosas que hacen los perros y por eso los queremos. Son nuestros perros.
Lo que ya no queremos tanto es: el pedo de perro. Sí señor, el pedo de perro. Eso que le sale por el culete y ¡que no avisa prácticamente nunca!.
O si no díganme: estás en casa viendo un peli, de noche (o a cualquier hora, que a nuestros mejores amigos no les afecta el horario) y de repente te lo empiezas a... sííííí, te lo empiezas a OLER. Una peste que te envuelve y de la que no puedes escapar ("NOOOOOOOO"), que es como llevar una camisa de fuerza, que puedes (por lo menos en mi caso) masticar, que llega a ser hasta ácido, que sientes que te está sentando mal al estomago, que sabes que la acidez que tendrás luego no la han producido los pimientos rojos de la cena... ¡son como grajeas masticables ácidas!.
Entonces es cuando le preguntas: "¿es que no te trato bien?", ¿es que no te doy mimos o de comer o algo?, ¿YO QUÉ TE HECHO??". Claro, que no recibes respuesta porque está completamente dormido. Angelito, lo ha hecho sin querer, se le ha escapado, ha sido un error, él nunca me haría esto a posta.... a los 10 mins tienes otro flotando por la habitación seguro. Claro, que con dos ya pululando, es recomendable abrir la ventana o airear eso de alguna manera si no quieres caer en un profundo sueño.
Pero hay casos peores. Porque cuando estás comiendo, y masticas: carne-grajea-lechuga-grajea-carne-grajea... se te quita el hambre para una semana.
Yo no escribiría esto si no sufriera los efectos de esta guerra química encubierta que los perros le están declarando a la HUMANIDAD.
Sólo hallo dos remedios:
a) meter la nariz en la propia camiseta mientras dura el ataque (eso si es más recomendable que permanecer a nariz descubierta, porque hay cada amo por ahí suelto...)
b) tres palabras mágicas: ambientador, ambientador, ambientador.
2 comentarios:
Bueno, esto es como la adivinanza de blanco y en botella....es Gordopilo!!!!
Gracias a Dios, yo ya no comparto esos momentos inolvidales para cualquier nariz que precie pero doy fé de que son verídicos.
En defensa del adorable, guapo y nada pesadote de mi compañero peludo diré que nunca me ha hecho nada parecido y que prefiero no pensarlo porque es gigante y vivimos en una casita pequeña!
Sin duda Gordopilo...Yo sí que he tenido el placer de disfrutar su amor interior y es para no comer durante varios...¿digamos milenios?jajaja. Y lo mejor es que luego te gruñe porque no te lo has tragado todo jajaja. Águila Roja al habla. Cambio y corto.
Publicar un comentario